23 AÑOS DE "EXCELENCIA ACADÉMICA"

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Con un firme modelo educativo constructivista-humanista, el Instituto Universitario Carl Rogers, IUCR, nace en el año de 1994, bajo el nombre de “Centro Universitario de Puebla”, Actualmente "INSTITUTO UNIVERSITARIO CARL ROGERS" con el objetivo de difundir los conocimientos y vivencias de la psicología, psicopedagogia y psicoterapia humanista, creando a su vez programas, proyectos de crecimiento y desarrollo del potencial humano. LÍDER NACIONAL EN PSICOLOGÍA, PSICOPEDAGOGÍA, COMPORTAMIENTO Y DESARROLLO HUMANO EN LAS ORGANIZACIONES quieres saber más... visita nuestro web site www.unicarlrogers.com.mx

viernes, 24 de marzo de 2017

Hacia una conceptualización de salud mental

Hacia una conceptualización de salud mental
Instituto Universitario Carl Rogers
Jorge Alberto Valdez Vélez
Introducción
El concepto de salud, puede que lo conozcamos todos, pero, el problema es que hay muchas formas de conceptualizarlo. Algunos adjudican este problema ya que es un concepto subjetivo, pero si fuera así, entonces no hablaríamos de salud, sino más bien, de distintos tipos de salud, siendo que el trabajo de los médicos y psicología si ya es complicado, con esa amplitud de la subjetividad sería imposible.
Por eso en el presente artículo, haremos distinciones entre salud mental y salud orgánica (Entendida como la salud referente al cuerpo, los órganos, etc.). Y otros conceptos que intervienen en nuestra vida cotidiana, en los distintos ámbitos de lo referente a lo humano.
Salud, dos concepciones distintas
Cuando hablamos de salud, nos brinda la idea de un bienestar, es decir, que la salud es sinónimo de un equilibrio sistematizado que nos permite estar un estado de plenitud y donde las sensaciones de malestar, parecieran no existir.  Sin embargo esta idea, si la analizamos a profundidad, más que ser un concepto subjetivo, es un concepto que para que sea concreto, debe agregarse un término para que sea exacto a lo que nos referimos cuando hablamos de salud.
Para entender lo antes mencionado con más precisión, haremos la distinción entre salud orgánica y salud mental; Por ende, comprendemos que la salud orgánica, en el ámbito médico, se refiere a la ausencia de enfermedad, o a una serie de síntomas que ayudan al médico a generar un diagnóstico para así estructurar un plan de tratamiento; Por el otro lado comprendemos por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “La salud mental como un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” (2013). Podemos notar, la diferencia entre estas dos concepciones, una totalmente donde su visión se limita a las afecciones que conciernen al cuerpo y el organismo; mientras que por el otro lado vemos a las capacidades de una persona para ser productiva, que contribuya algo a la sociedad a la que pertenece y es capaz de poder adaptarse a un medio aunque este le genere tensiones.
Podemos notar que el punto clave para llegar a esclarecer lo que decimos cuando decimos salud mental, es la adaptación. Un elemento crucial para la salud, ¿Pero somos capaces de adaptarnos a todo? ¿Qué pasa cuando no nos adaptamos?
La adaptación
Bien ya se dijo, que una capacidad muy pertinente en relación con la salud, es la adaptación. Pero entendamos antes que nada, que para entender como nos adaptamos o a que nos adaptamos, se debe usar un concepto conocido como homeostasis, entendido como el intento de un organismo (Fisico-mental), de mantener un estructura ya establecida; entiendo que la ruptura de esta organización es una exigencia del mismo organismo a construir una nueva estructura que le permita coexistir con su ambiente (Galimberti, 2006).
Ahora bien, pareciera ser que es por mantener un estado de homeostasis que llegamos a enfermar, ya que adaptarse a un nuevo ambiente, significaría algunas veces formular una nueva homeostasis. Para aclararlo aún mejor lo ya expresado pongamos un ejemplo: Cuando enfermamos se debe a que el entorno en el que vivimos es insalubre y los síntomas son la manera en la que nos defendemos del entorno, he intentamos regresar a una homeóstasis, pero también la enfermedad puede ser un estado de homeóstasis puesto que es la única menara de sobrevivir en el entorno, como se puede apreciar en el caso de los trastornos somáticos en los que el individuo vive en situaciones más allá de lo que su condición humana  le permite soportar; como trabajar 12 horas diarias, atender a sus hijos, relacionarse con su cónyuge y las tensiones sociales  hacen que esto se vuelva desgastante. En el caso de que no se permita descansar del todo, el cuerpo responde a sus necesidades básicas de una manera creativa, sencillamente se van agudizando los síntomas hasta que la persona no soporta las molestias, la persona va siendo afectada significativamente en su entorno hasta que se permite unos días de descanso de manera justificada a su moral y el cuerpo recibe el descanso que le apremia.
También puede darse el caso de que tratemos de resistir las afecciones que generan los síntomas. Pero esto depende de otro elemento, de nuestra resiliencia.
La resiliencia
En este punto para evitar confusiones, hay que diferenciar los dos conceptos antes definidos; salud mental se refiere a que una persona es productiva, con la habilidad de compartir sus logros a los demás y capaz de afrontar distintas adversidades; la homeostasis es una estructura con la cual funciona el organismo; Pero la resiliencia es la capacidad de regresar a un estado anterior ante una alteración.
La misma palabra Resiliencia, proviene del latín, significa volver a la normalidad y es un término derivado del verbo, resilio, resilire que significa "saltar hacia atrás, rebotar" (7Graus, 2017). Y nuestra capacidad de ser resilientes, depende de nuestro desarrollo, así como el aprender de situaciones adversas, por ejemplo: cuando de niños los papás nos protegen del entorno excesivamente, crecemos y no aprenden a solucionar sus propios problemas, estos sujetos tienden a hacer dependientes de las personas que los rodean para solucionar sus problemas, en el caso contrario cuando lo niños son sujetos de violencia en general, estos perciben el entorno hostil, estos crecen con sentimientos de autocastigo  que lo deshabilita para desarrollarse, suelen pensar que no valen nada y que merecen el maltrato de los demás; con un equilibrio entre frustración de parte del entorno y logros. Este individuo aprende a solucionar sus problemas con el tiempo y puede aprender que aunque presente varias veces problemas similares a lo largo de su vida lo puede resolver de distintas maneras puesto que a distintas edades tenemos diferentes aprendizajes para resolver los problemas de manera eficiente (Piaget, 1991).
Conclusión
Si bien la línea para definir salud mental y salud orgánica, es muy delgada, podemos dejar en claro que, aunque sea una división necesaria en algunos casos, también hay que entender que una depende de la otra y viceversa. Aunque en este texto se manejara de un modo en el cual hablamos a nivel individuo, podemos entender que estos conceptos también funcionan en otros niveles, ya que al hablar de salud, tal vez no estamos hablando realmente de bienestar. Más bien estamos hablando de estructuras que nos permiten funcionar en un contexto concreto. Es por esta razón que los debates sobre lo que debemos entender como salud, son muy amplios ya que realmente se debaten las estructuras que nos han permitido vivir hasta ahora.
Bibliografía
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