23 AÑOS DE "EXCELENCIA ACADÉMICA"

23 AÑOS DE "EXCELENCIA ACADÉMICA"
Con un firme modelo educativo constructivista-humanista, el Instituto Universitario Carl Rogers, IUCR, nace en el año de 1994, bajo el nombre de “Centro Universitario de Puebla”, Actualmente "INSTITUTO UNIVERSITARIO CARL ROGERS" con el objetivo de difundir los conocimientos y vivencias de la psicología, psicopedagogia y psicoterapia humanista, creando a su vez programas, proyectos de crecimiento y desarrollo del potencial humano. LÍDER NACIONAL EN PSICOLOGÍA, PSICOPEDAGOGÍA, COMPORTAMIENTO Y DESARROLLO HUMANO EN LAS ORGANIZACIONES quieres saber más... visita nuestro web site www.unicarlrogers.com.mx

martes, 10 de octubre de 2017

             Terapia Gestalt para el manejo del introyecto culpa en una religiosa

Alfredo Arturo Perera Méndez

Instituto Universitario Carl Rogers

Maestría en Psicoterapia Humanista

Resumen
En el proceso de re significación se tiene la oportunidad de crecer desde el propio basamento que ofrece el dolor que existencialmente algunas personas deciden experimentar desde la inconciencia de sus propios introyectos. Esta oportunidad se puede potencializar mediante la Gestalt, para generar en el acompañamiento terapéutico el re encuadre existencial de la consultante, utilizando los mismos introyectos y experiencias de su vida que la llevaron al sentimiento de culpa y estado neurótico que suelen acompañar a personas con sentimientos arraigados desde la infancia y adolescencia. La Gestalt es pertinente en este tipo de casos, ya que frente a la libertad que una persona puede ejercer, ésta puede decidir la actitud que tomará ante su propio destino. Por ello, con la terapia, la paciente se dio cuenta de sus introyectos de culpa derivados de la relación percibida por ella con su madre y su miedo a contactar con sus emociones, a reconocer su temor de moverse de su zona de seguridad y a manejar sus dolores crónicos físicos. Lo anterior permite concluir que la consultante necesita continuar con su proceso terapéutico para que ella, desde sus nuevas figuras que emerjan, sienta lo que necesita hacer con la toma de conciencia de sus introyectos de culpa derivados de su sentir con respecto a la relación con su madre. 

Palabras clave: Introyecto, culpa, resignificar, Gestalt.

Abstract (Summary)
In the process of resignification you have the opportunity to grow from the base itself which provides pain existentially some people choose to experience from


unawareness of their own introjects. This opportunity can potentiate by Gestalt, to generate in the therapeutic support the re existential frame of the questioner, using the same introjects and experiences of his life that led to guilt and neurotic state that often accompany people with feelings rooted from childhood and adolescence. Gestalt is relevant in such cases, as opposed to freedom that a person can have, this attitude can decide to take their own destiny. Therefore, with therapy, the patient realized their introjects of guilt arising from the perceived relationship for her with her mother and her fear of contact with their emotions, to recognize their fear of leaving your security zone and manage their physical chronic pain. This allows to conclude that the client needs to continue its therapeutic process for her, from her new figures emerge, feel you need to do with the awareness of their introjects of guilt arising from their feeling about her relationship with her mother.

Introducción
En la presente investigación, el concepto de culpa se entiende como la acción u omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño causado o por la falta de cumplimiento ante un debeísmo introyectado, entendiendo como introyecto la idea sembrada, generalmente por los padres en sus hijos, sobre lo que el niño debe ser para sí mismo y para los demás. Sobre lo anterior, en las congregaciones religiosas de orden católico, el manejo del introyecto culpa al resignificar su vivencia en los valores y en el contexto de la familia, están relacionados con los practicados en el basamento de los ideales religiosos. Estos ideales religiosos sintetizados en su propio ideario (misión, visión y carisma), marcan un estilo de vida en la persona que decide aceptarlos, porque una religiosa en una congregación como la citada en este artículo, se consagra a la obediencia absoluta, al sigilo y al recato en la manifestación de sus emociones y sensaciones, las cuales, al ser imposible contenerlas y pensarlas, generan culpas que, desde el deber ser, el paciente las incorpora como parte de su plan de vida. Al respecto, el introyecto de la culpa desde el enfoque religioso, se asocia con lo que Castro (2014) señala: “la culpabilidad encerrada en nuestro interior y alimentada por auto reproches, es un sentimiento muy destructivo”  Lo anterior se puede percibir desde una relación dialéctica y axiológica simultánea entre el deber y el querer ser, desde una necesidad introyectada o una construida, en la base de una necesidad genuina resultante de las experiencias significativas que ofrece la vida a la paciente.
Si se parte de lo anterior, la Gestalt, entendida como la idea que surge del fondo en la conducta presente del paciente en su proceso de darse cuenta de sí mismo,  es una opción terapéutica para implementarla en los contextos de un paciente con problemas de manejo de la culpa. En este sentido, es posible modificar la manera en que se percibe al ser humano, es decir, de un ser en riesgo, enfocado en sus necesidades y enfermedades, a un enfoque existencial apuntalado en sus fortalezas y recursos que la persona tiene para sí mismo y a su alcance.
          La Gestalt sirve como vía para acompañar a una persona a encontrar sus puntos percibidos como débiles, aun cuando no lo sean, porque su función no es debilitarla, sino fortalecerla desde el contactar con sus emociones sin mayor miedo que el mismo miedo natural por enfrentar lo desconocido.
Lo anterior nos habla que en la naturaleza física, débil y vulnerable de la especie humana, está su necesidad y capacidad para fortalecer la mente y el espíritu desde la autorregulación. Al respecto, Robine (2007) escribe que: “la autorregulación es sana si el campo no está perturbado por ciertos factores socioculturales, es decir, si nada del exterior al campo no viene a perturbar el proceso de contacto en curso”. Ello significa que la existencia misma implica a su entorno, ya que no hay organismo sin entorno. Es decir, en diversas ocasiones las empresas ofrecen la ilusión a sus empleados de sentirse libres en el trabajo, como
alternativa para paliar la sensación de sentirse cautivos en su vida personal y evitar así que esa sensación la trasladen al ámbito laboral. Lo anterior, incluso ocurre en una congregación religiosa, porque “el trabajar para Dios”, desde lo espiritual, también es demandante y, por ende, el campo organismo-entorno, desde la autorregulación, permite a cada individuo un ajuste creativo a la medida, en lo personal y en lo laboral.

Es correcto considerar la toma de conciencia de nuestro ser motriz y sensorial. Robine (2007) explica su importancia porque: “es integradora del conjunto de los datos del campo (awareness), ya que la proximidad con la parte sensorial de cada quien, posibilita la “consciusness”, o conciencia reflexiva y del pensamiento”, ya que si el consultante no se contacta en terapia Gestalt para restablecer una continuidad de conciencia, desde valorar el instante que se vive, es posible que la frustración por no superar la culpa se ancle y se puedan producir cuadros depresivos leves y agudos, por no tener un enfoque correcto para desarrollar una postura frente a su vida. Al respecto es fundamental que el terapeuta atienda la figura perfilada por su consultante y los fondos que se perciben en cada sesión.
Si bien el determinismo no es útil en el ejercicio de la Gestalt, si es conveniente la delimitación en la praxis de la consulta, ya que el manejo de los introyectos generadores de culpa y su relación con la religión, constituyen el registro secuencial de datos e introyectos que se producen y se manifiestan en las mismas sesiones, en las que el progreso significativo se percibirá en la interiorización y aprehensión sana de significados  en la toma de conciencia, para poder perfilar un ajuste creativo que ayude al consultante a salir de su fijación e inmovilización y así acompañarlo en terapia a que construya un verdadero contacto con su entorno.
Respecto a este acompañamiento terapéutico para construir un contacto que permita salir al paciente de su fijación y provocar el moverse, García Licea (2005) apunta que: “las resistencias son útiles para enfrentar las situaciones de la vida de mejor manera, ya que son una energía valiosa de la personalidad”. Es importante considerarlo ya que los tres tipos de resistencias que corresponden a los tres componentes de la personalidad (somáticas, emocionales e intelectuales), nos hablan de todo lo que puede afectar el cuerpo y que tiene relación con la energía contenida, que al impedir en el paciente el contacto consigo mismo, causa daño porque no es expresada por los canales adecuados. Por lo anterior, el control de las emociones de la paciente son sus defensas, que entran en acción para evitar entrar en conflicto con algo o alguien que le evoca, en su Aquí Ahora, con su relación de conflicto original con la que está en todavía en lucha.

Por otra parte, Salama Penhos (2006) comenta que la base del TPG es reconocer los procesos fisiológicos y emocionales que una persona experimenta en una situación de reto. Al respecto, la Gestalt desde las actitudes manipulativas como juegos que la persona utiliza para manipular el ambiente se conecta con lo argumentado por Perls, quien comentaba que el neurótico busca manipular el mundo para que este cambie y así evitar cambiar él mismo. En este punto, la culpa en terapia se puede considerar como la herramienta manipulativa del paciente para deflectar y evadir la confrontación consigo misma, la máscara que facilita la retroflexión del paciente y, en los casos más severos, se sientan las bases para que se construya la promesa auto cumplidora desde el anclarse a una culpa existencial, que no se quiere abandonar, por las ganancias secundarias que puede proveer al paciente para envolver, en ciertos casos, al propio terapeuta.
Con base en lo anterior, el mismo autor en su obra (2007): Psicoterapia Gestalt, proceso y metodología, comenta que: “las introyecciones son el producto de habernos tragado sin masticar los mensajes negativos que nos dieron o aprendimos cuando éramos niños”.  Esto implica que las introyecciones nutren al Pseudo yo, que es distónico con el Yo, porque éste último se alimenta sanamente con las internalizaciones que son la adquisición de los mensajes positivos que se recibe en la infancia. Por lo general, la culpa se desarrolla con las introyecciones y, para efectos detallados del caso que ocupa este trabajo, un ejemplo de introyección que propone Salama es, precisamente son: “debes ser bueno” y “no mereces disfrutar”, los cuales, por supuesto, lastiman la autoestima  y el auto concepto de la persona.
Si bien Carl Rogers, no se encuadra tampoco en el enfoque Gestalt, no significa que no pueda ser retomado desde algunas de sus aportaciones humanistas. En su obra: El proceso de convertirse en persona, Rogers (2012) cita una serie de remembranzas en las que describe sus enseñanzas más significativas, de las cuales se destaca la siguiente idea: “soy más eficaz cuando puedo escucharme con tolerancia y ser yo mismo”. Sobre el sentido terapéutico del humanismo Rogeriano y la búsqueda Gestáltica del darse cuenta para que la persona se asuma responsable de sus acciones y consecuencias, es importante señalar que el sentimiento de culpa que se genera desde la interpretación de las sensaciones que cada persona realiza con base en su historia de vida e introyectos y que el consultante reconozca su necesidad de darse cuenta desde su propia escucha en terapia, que la acción de modificarse a sí mismo que plantea Langle, sólo se producirá con la condición que señala Rogers. Pattakos (2009) en su libro: En busca del sentido, ofrece un método de análisis del sentido, que bien se puede asociar a las interpretaciones sobre la vivencia de la culpa de Langle, ya que tiene como objetivo ayudar a la gente a tomar el control de su vida desde la humanización del trabajo, al descubrir los valores que se forman colectivamente. Desde el enfoque existencial del que no es ajeno la Gestalt,  Martínez (2013) establece tres corrientes existencialistas: la atea, la religiosa y la literaria. La religiosa, encabezada por Kierkegaard, Jaspers y Marcel. Desde estos autores, es posible hablar de una visión del introyecto como vía para la culpa existencial en una religiosa con formación rígida desde sus padres, en la que el ser humano está dotado de una serie de condiciones físicas y socioculturales, que bien se pueden considerar como las establecidas, es decir, “lo dado”, ante lo cual el ser humano necesita hacer elecciones mediante el ejercicio de la voluntad de sentirse libre y sin las ataduras que surgen por los apegos.
Moneta, Claudia (2009) afirma que: “el apego se considera un sistema interno autogenerado e instintivo que alcanza metas que le permiten sobrevivir a la persona”. Lo anterior establece un parámetro de referencia cualitativo en el que una persona podrá relacionarse con otras, así como la calidad de dichas relaciones.
Por lo anterior, los objetivos desde la Gestalt en casos como el referido en este artículo, deben centrase en identificar los factores que generan el sentimiento de culpa en el contexto familiar y religioso de la consultante; registrar los cambios que se producen en las emociones, sensaciones y conducta al trabajar la regulación de la conducta apoyados en sus propios introyectos que en algún momento de su vida le fueron útiles, pero que ahora en su vida presente, le generan culpa y, por último, asociar los cambios que se producen en las emociones, sensaciones y conducta en las relaciones interpersonales durante el proceso terapéutico, al confirmar, desde el acompañamiento en terapia, los logros alcanzados por el paciente.

Método
El método utilizado de investigación es cualitativo descriptivo, ya que en éste se utilizan descripciones interpretativas y se analiza al sujeto de forma natural.

Sujeto
El estudio se centró en el caso de una mujer de 46 años de edad, con grado de licenciatura y maestría en Pedagogía, religiosa de orientación Católica y directora de una escuela preparatoria. Vive y trabaja en una Congregación Religiosa y cuyo apostolado es la educación de niños y de jóvenes. Es la tercera de cinco hermanas de mayor a menor. Sus padres viven y actualmente su madre de 83 años padece demencia senil y requiere cuidados costosos y especializados. Su padre de 85 tiene Alzheimer. Ella junto con sus hermanas biológicas, comparte el cuidado de ambos padres. Su complexión es robusta y con sobrepeso, cara redonda y ojos grandes, estatura 1.61mts, tez morena clara, cabello oscuro y lacio. Manifiesta dolor crónico en rodilla derecha, migrañas en ambos lados de la cabeza, aftas bucales, infecciones de garganta, tos con aparición frecuente y padece de presión alta. Usa lentes con aumento moderado. Previo a la aplicación de la estrategia terapéutica, la consultante era incapaz de reconocer la existencia de un sentimiento de culpa, al justificar desde el actuar de otros, su obsesión por controlar lo que le rodea al  sentirse incomprendida en su ambiente de trabajo y familiar y por no saber qué hacer ante la enfermedad que padece su madre.

Herramientas
En la fase de diagnóstico, se recurrió a las siguientes técnicas para detección de necesidades y conocer los intereses de la mujer religiosa-católica:
a) Entrevista semiestructurada para integrar su historia de vida, identificar sus necesidades, intereses y aspiraciones, así como el manejo de las emociones e identificación de las mismas.
b) Autobiografía de la paciente (nacimiento, vida familiar, sexual, profesional)
c) Aplicación del TPG para identificar sus bloqueos al principio, durante y final del proceso de terapia.
d) Técnicas expresivas (Exageración de movimientos, motivación para diga lo que desea, que señale el significado de las cosas que desea).
e) Técnicas supresivas (Experimentar el vacío y conectar el dolor).
f) Técnicas integrativas (fantasía guiada).
g) Trabajo de polaridades.
h) Técnicas de PNL como caldeamiento para relajar dolores crónicos de cabeza y de rodilla.

Procedimiento
La primera fase fue exploratoria (entrevista, autobiografía) para percibir cómo ella, desde su educación familiar y católica, construyó su introyecto de culpa. Al respecto, desde su tipología masoquista (fenomenología), fue necesario trabajar siendo sensible a su frontera de contacto para formar un ambiente de confianza, sin confrontar sus resistencias para que la intervención del terapeuta fuera aceptada de fondo. La estrategia de intervención durante esta primera fase se fundamentó en la aplicación del TPG de Salama y cuyo resultado se apoyó en la fenomenología observada en la paciente durante las sesiones de esta fase. Respecto al TPG aplicado, se detectaron características disfuncionales en la zona interna del sentir y la zona intermedia o del pensar, con un marcado trastorno obsesivo-compulsivo confrontado desde el valor de la honestidad en la fase tres y cuatro del ciclo. Esto permitió identificar los factores que generan el introyecto de la culpa en el contexto familiar y religioso, ya que fue posible percibir que el trastorno obsesivo compulsivo proviene de la rígida formación introyectada desde casa, sobre todo por las experiencias vividas por la paciente con su abuela. Por ello, se decidió enfocar el trabajo de las sesiones explorando la relación de rechazo de la paciente con su madre y la rígida instrucción recibida en la casa de la abuela.
En la segunda fase del proceso terapéutico, con base en la oralidad y la fenomenología de la paciente, se pudieron percibir algunas resistencias respecto a la utilidad de la terapia. Estas resistencias se palearon con PNL en dos sesiones, para ayudar a la consultante con un dolor crónico de rodilla derecha y con cefaleas intermitentes en ambos lados de la cabeza. Se realizaron ejercicios de respiración y relajación para trabajar la voz del síntoma y, de esta forma, enseñarla a manejar dichos malestares cuando se le presentaran, pero sobre todo, el propósito fue ganar su confianza en favor del proceso.
Como parte de una continua exploración de las figuras que emergieron en cada sesión se agregaron al caso, se tomó nota de algunos factores externos que contribuyeron en el contactar de las emociones de la paciente, quien por esos días sufrió la decaída severa de su madre a quien se le declaró alzhéimer, la problemática económica para costear a una persona que la cuidara y la falta de acuerdos entre sus hermanas para tomar decisiones sobre la compra de los medicamentos para paliar este padecimiento. En este punto, se consideró aplicar nuevamente el TPG a la religiosa para establecer con certeza sus introyectos, resistencias, bloqueos y poder percibir la figura principal emergente del fondo que detona la culpa. Para lograrlo, se trabajaron técnicas expresivas en la desensibilización de la paciente para reducir su intelectualización, es decir, reducir sus “historias” racionales y ampliar su espectro de contacto emocional consigo misma. Se comenzó a trabajar desde sus proyecciones con el “debe” que la paciente arrojó en la exploración inicial durante la segunda fase de la terapia y que apareció con más frecuencia y, en este caso fue  “no debo pensar así”.
En la tercera fase de la terapia se continuó con el trabajo de proyección e introyección utilizando por primera vez técnicas supresivas para confrontar a la religiosa desde la racionalización de sus historias. En la proyección, se buscó fortalecer el asumir la responsabilidad de sus propios actos, tanto en contra de quienes le rodean y hacía ella misma. Después se abordaron sus introyectos familiares y religiosos; se utilizó la propia literatura bíblica conocida y referida por la consultante para acompañarla en el reconocimiento y superación de sus propios miedos. El uso de las parábolas religiosas para asociar sus proyecciones con sus introyectos fue un recurso terapéutico importante en el darse cuenta. Se utilizaron fantasías dirigidas y el trabajo con sillas para expresar todo lo contenido  y resignificar la relación con su madre desde la culpa.
Posteriormente con el abandono gradual de los “debeísmos”, se acompañó a la paciente religiosa en el aprender a utilizar la palabra “quiero”, en sustitución de los “debo y tengo”, con el uso de las polaridades desde lo que implica su condición de religiosa para extrapolar las limitantes de su ser consagrado a Dios y a la obediencia de sus superioras, con sus aspiraciones reales.

Resultados
Los ejercicios de respiración funcionaron como un complemento para reducir notoriamente el dolor de cabeza y tensión del cuello de la religiosa, lo cual facilitó que confiará en el proceso y se permitiera contactar más con sus emociones y bajar sus defensas frente al terapeuta. y abandonar gradualmente sus “debo y tengo” y sustituirlos por los “yo quiero”.
Durante la segunda fase las situaciones familiares que afectaron emocionalmente a la religiosa se aprovecharon en terapia para acompañarla con más facilidad en su proceso de catártico, al contactarse consigo misma, ya que no se había permitido llorar hasta el momento de la segunda fase del trabajo terapéutico y su problemática de vida propició ese ambiente para trabajar su sentir, reduciendo con ello su sintomatología física. En esta segunda fase  se logró abandonar gradualmente sus “debo y tengo” y sustituirlos por los “yo quiero”.
Los resultados obtenidos en la aplicación del TPG, durante las tres fases reportadas fueron significativos, ya que las características disfuncionales registrados en la primera fase de la terapia, se transformaron en desbloqueos, porque la consultante reconoció su miedo a moverse, salir de su zona de seguridad y soltar lo que ella “piensa que debe hacer” y tomar “lo que quiere”. 
El TPG en la tercera fase corroboró nuevamente que los ejes desbloqueados continuaron así y que no fueron un reflejo momentáneo, está consciente de sus necesidades por trabajar, reconoce sus miedos y la necesidad de un acercamiento genuino y amoroso con su madre, paciente y calmo. La enfermedad de su progenitora y expectativa de perderla han apoyado significativamente los resultados favorables en la aplicación de las técnicas expresivas y supresivas primordialmente. Es importante continuar acompañando a la paciente en este nuevo proceso de crecimiento que enfrenta.

Conclusión
El proceso de terapia Gestalt aplicado a este caso, permite concluir que la paciente requiere continuar con sus sesiones para que, desde sus nuevas figuras que emerjan, perciba lo que necesita hacer con la toma de conciencia de sus introyectos de culpa derivados de las relaciones debeístas con su madre, pero con base en el Aquí y Ahora, para que, en una cuarta fase terapéutica, trabaje en la re significación de la relación rumiada con ella desde el pasado, pero ahora con un darse cuenta que le permite asumir nuevos enfoques en su presente.
Respecto a lo anterior, la nueva oportunidad que la consultante se da para desarrollar y contactar sus emociones, plantea que en el campo de la terapia Gestalt, la autorregulación es posible considerando que ahora la persona sabe que puede soltar aquello que alguna vez le fue funcional y que ahora asume como un lastre porque ya no le es útil. Esto último facilita incorporar nuevas emociones desde los ajustes creativos que en la relación paciente terapeuta se puedan producir.
Es importante cerrar mencionando que la paciente, desde su propia fenomenología observada durante las terapias, comenzó a escuchar el lenguaje de su cuerpo y a darse el permiso de manejar lo que éste quería decirle desde el síntoma. Si bien en la primera fase terapéutica se utilizaron algunos ejercicios de respiración obtenidos de PNL, no estaría de más incorporar, como parte de una estrategia para continuar su terapia, nuevas formas de contacto corporal para que aprenda a escuchar la voz del síntoma con mayor asertividad.


Bibliografía
Castro, M. (2014). Tanatología. La inteligencia emocional y el proceso del duelo. (3ª edición).  México: Trillas.    
Robine, J. M. (2007). Terapia Gestalt.México:Instituto Humanista de Psicoterapia Gestalt.          
García Licea, F. (2005). Psicoterapia Gestalt, Proceso figura-fondo. México: El Manual Moderno.          
Salama Penhos, H. (2007). Psicoterapia Gestalt, Proceso y Metodología. (4ta edición). México: Alfaomega.
Salama Penhos, H. (2006). Ciclo Gestalt de Salama TPG, Manual del Test de Psico diagnóstico Gestalt de Salama. (4ta edición). México: Centro Gestalt de México.
Rogers, C. R. (2014).  El proceso de convertirse en persona. México: Paidós.
Moneta, M. E. (2009). El apego: Aspectos clínicos y psico biológicos de la díada madre-hijo. Santiago de Chile: Cuatro vientos.     
Pattakos, A. (2009). En busca del sentido. Barcelona, España: Psicología Hoy.            
Martínez Andrés, Y. (2013). Filosofía existencial para terapeutas y uno que otro curioso. México: LAG.






No hay comentarios:

Publicar un comentario