23 AÑOS DE "EXCELENCIA ACADÉMICA"

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Con un firme modelo educativo constructivista-humanista, el Instituto Universitario Carl Rogers, IUCR, nace en el año de 1994, bajo el nombre de “Centro Universitario de Puebla”, Actualmente "INSTITUTO UNIVERSITARIO CARL ROGERS" con el objetivo de difundir los conocimientos y vivencias de la psicología, psicopedagogia y psicoterapia humanista, creando a su vez programas, proyectos de crecimiento y desarrollo del potencial humano. LÍDER NACIONAL EN PSICOLOGÍA, PSICOPEDAGOGÍA, COMPORTAMIENTO Y DESARROLLO HUMANO EN LAS ORGANIZACIONES quieres saber más... visita nuestro web site www.unicarlrogers.com.mx

viernes, 18 de agosto de 2017

El fin de un suspiro

El fin de un suspiro
Por: Brenda Jiménez Negrete
Tercer lugar "Cuéntanos tu cuento 2017"

Era una mañana fría, con la brisa del viento rosando mis mejillas, lancé un satisfactorio suspiro y acomode con mucho cuidado mis frías manos cómodamente dentro de mis bolsillos, me dispuse a caminar por el corredor rodeado de flores con la mirada hacia abajo, me coloque mis audífonos blancos y comencé a cantar una de mis canciones favoritas: (una noche dulce de cereza, chocolate químico, haciéndome volar alrededor del cielo), cuando sin ninguna invitación e irrumpiendo mis pensamientos se filtró un sonido desesperado con una voz ahogada que me nombraba diciendo: - ¡Imerin…! ¿Sueñas despierta? - casi sin aliento se acercó a mí una chica de aspecto peculiar, era pequeña y hermosa, merecía semejante admiración: era tan bonita con una melena rizada color ébano que le colgaba a la altura de sus pechos destacando su delgado y bien torneado cuerpo, su cabello enmarcaba un rostro muy delicado, pero sin embargo su rasgo más llamativo eran sus ojos cafés y enormes con pestañas oscuras; era mi mejor amiga Maryan.

Me tomó del brazo con gentileza y caminamos juntas por el largo corredor; sorpresivamente un encantador aroma me hipnotizo y fascinada me decidí a deleitar aquel aroma que poco a poco se disipaba con el soplar del viento, un joven dejó tras su paso una huella como tatuaje en mi piel: era perfecto como si los rayos del sol conspiraran para colocarse cuidadosamente detrás de él, su pelo castaño oscuro y largo tan perfecto que parecía que pedía a gritos que deslizara mis dedos a través de el para acariciarlo, al seguir mirándolo la vista mejoraba: sus penetrantes ojos cafés oscuros ligeramente rasgados enmarcados con unos lentes que le daban un aspecto inteligente, su aterciopelado color dorado de su piel era resplandeciente.

- ¡Deja de comértelo con la mirada!, si no quieres quedar en vergüenza delante de todos, empieza a actuar como una persona normal -. Me advertí a mí misma.

Habían pasado tres semanas desde la última vez que lo había visto y yo me encontraba con mis lagunas mentales sobre la que sería mi presentación de danza jazz. Dentro de mi cabeza revoloteaban fugaces sueños al imaginarme el pequeño auditorio escolar convertido en un gran escenario con un telón decidido a abrirse para dejar al descubierto mis sueños como una constelación estelar cuando es admirada con fascinación. Yo deseaba con todas mis fuerzas poder algún día expresar mis sentimientos a través de mi danza, así que comencé a bailar extasiada de felicidad la canción de Frank Stallone (far from over), al analizar como el público recibía el espectáculo mi alma se regocijó de agradecimiento por los aplausos que surgieron, finalmente una pequeña lagrima de felicidad se abrió paso para recorrer mis mejillas.

El día de mi cumpleaños no. 18 una silueta se posó enfrente de mí, su rostro cubierto por la oscuridad de la sombra de un gran árbol, deliberadamente depositó sobre mis manos un pequeño baúl morado con unos brillos fascinantes dignos de apreciar. Era mi querida amiga Maryan. - ¡Feliz cumpleaños Imerin! - emitió con una sonrisa cautivadora. Me sentí como cuando tengo un libro nuevo en las manos y me atrevo a desnudarlo para poder oler sus maravillosas páginas.

Eché una mirada nerviosa por encima de los arbustos que se encontraban enfrente de mí y encontré a mi chico, él se hallaba de espaldas y no podía verme, una sonrisa brotó en mi interior inundándome como el sorbo de una bebida caliente en un día frío; mi amiga la cual se encontraba a mi lado sentada me susurró al oído brevemente:

- Sabes, me enteré por ahí, que tú le gustas a ese chico de segundo año -. Señalando al joven que yo miraba con cautela. - ¿Cómo se llamaba? - continúo diciendo. - Era… su nombre era… ahhh, Aluran, sí ese es su nombre -. Me lanzó una sonrisa irónica, ya que ella conocía a la perfección mis sentimientos por aquel joven, sacudió la cabeza y un destello de alegría brillo en sus ojos para luego marcharse como una efímera estrella fugaz que me transmitía un instante de felicidad. Ese había sido uno de los mejores momentos de toda mi vida, ya que a pesar de la impresión de saber que él también me notaba, me sentí inmensamente feliz.

Con frecuencia yo lo observaba a distancia, me sentía como una acosadora en una película de misterio, lo miraba y él era realmente fantástico para mi aún desde lejos, todo de él me cautivaba y especialmente el recuerdo de su aroma que hacía vibrar mis sentidos; Por otra parte mi reputación la había formado yo misma y a simple vista no era muy agradable, la mayoría de los que me conocían sabían que mi personalidad era de sádica, poco sensible y fría pero la verdad que erradicaba en mis sentimientos era distinta, yo me consideraba una chica sensible y cariñosa con emociones cálidas, el cascaron que utilizaba era sólo para protegerme de posibles estafas amorosas. Y para ser honesta él sacudía mi corazón como obligándome a suspirar cada vez que se acomodaba delicadamente sus lentes. Mi frágil vulnerabilidad se descubría ante él.

Una semana después Maryan me obligó a ir con ella para observar la práctica de los deportistas, me sentí como una pobre alma obligada a ir con poca disposición cuando lo único que quería era tomar una siesta en el salón, poco después no fue para mí ningún martirio observar a deportistas tan excelentes enfrascados en una feroz competencia de fútbol. Giré mi cabeza y percibí un gran número de chicas apiladas a mi lado para ver a los jugadores, entre ellas se encontraban las amigas de Aluran a las que reconocí de inmediato, chicas que siempre estaban platicando con él. De repente el maravilloso joven se abrió paso entre la multitud para dirigirse hacia donde yo estaba con su espectacular sonrisa paralizando mis sentidos haciéndome sentir una pequeña descarga eléctrica a lo cual agregué una extravagante gama de colores que recorrían mi cara haciéndome ver como un fuego artificial estallando, provocando que las chicas emitieran unas risitas en forma de burla, así que decidí salir de ahí antes de que todos fueran capaces de escuchar mi corazón palpitar. Controlar mis sentimientos era algo que se me estaba saliendo de las manos.

Una tarde me encontraba soñando despierta durante la clase de matemáticas, lo cual era muy habitual para mí, y Maryan me regaló un chocolate, me apresure a degustarlo con su sabor marmolado recorriendo persistentemente cada papila gustativa de mi lengua como si una fiesta se celebrara dentro de mi boca. Aunque inmediatamente recordé que por alguna desgracia del bendito destino yo era de ese único 0.0001 % de la población que reaccionan al dulce de manera que éste altera mis sentidos volviéndome una maniática. Salí disparada del salón con uno de mis ataques de excitación por la azúcar, dispuesta a asaltar a cualquiera que llevara algo dulce encima, mi amiga salió detrás de mí para poder atraparme y evitar más problemas así que gritó fuertemente: - ¡alguien atrápela por favor! –.

Como por arte de magia reaccionando al grito de mi amiga unos brazos cálidos me tomaron por la cintura y me sujetaron suavemente tratando de no hacerme daño, mi cuerpo comenzó a temblar de emoción y al mismo tiempo un desfile de colores rojo carmesí debutaron por mi rostro, menos mal que nadie lo había notado; así mismo pude sentir su tenue sonrisa, aun cuando todavía no hubiera reunido el valor para mirarlo a los ojos. Era él, quien me sujetaba contra su pecho, pude escuchar su corazón palpitar a una velocidad increíble, pero yo no podía evitar mi reacción instintiva ante él, un fuerte deseo de acercar mi rostro a su pecho y simplemente disfrutar. En silencio me soltó y sentí urgentemente la necesidad de refugiarme detrás del árbol más cercano para no hacer notar mi explosión de emociones.

Era miércoles 6 de marzo y yo me encontraba sentada en mi pupitre con la mirada fija en la ventana, a lo lejos visualicé a Aluran venir con paso lento, parecía perdido en sus propios pensamientos así que me dije a mí misma: - ¡Ya basta de ser tan tímida! - no quería arrepentirme de nada y decidí firmemente acercarme a él con la única intención de encontrar nuestras miradas. El joven se detuvo frente a mí aproximadamente a unos dos metros de distancia, lo observé especulativamente y miré como el rubor trepaba por sus mejillas, sus ojos y mis ojos se buscaron ansiosamente para poder sentir como se fusionaban armoniosamente nuestras miradas, ahora, al mirarlo a los ojos sentía como si volara cubierta de polvos mágicos de hada, la gravedad ya no me retenía al suelo, el ruido alrededor se iba apagando y solo se percibía el silbido del viento; de repente algo maravilloso surgió, recordé que era la primera vez que lo miraba a los ojos. Me transporté a lo más profundo de sus pensamientos y pude escuchar claramente lo que él pensaba en ese instante, así que preste atención y disfruté de su voz que decía:

- Ella, es ella. Su fino y lacio cabello color caramelo se balancea como jugueteando con el viento remarcando un rostro suave y delicado como una flor, su pequeña boca ligeramente rosada es genuinamente encantadora, su fascinante piel blanca matiza el color miel de sus impactantes ojos, sin embargo sus pestañas largas y onduladas son dignas de admirar. Me pregunto: ¿cómo le harán sus compañeros de clase para concentrarse? Definitivamente quiero verla sonreír. Desde el día que la vi en el escenario mi pulso se aceleró y ahora mi corazón baila un nuevo ritmo por ella, sus firmes y elegantes movimientos al bailar fluían como un colibrí ante el néctar de una flor; Pensé que jamás tendría la oportunidad de tener su atención sin que escapara repentinamente. Aparentemente parece un poco fría e insensible y hasta sádica, pero yo creo que en realidad ella es muy dulce, amable y cariñosa; se encuentra en su último año de preparatoria, es un año más grande que yo y pronto se irá, me gusta y no quiero arrepentirme de nada; ¡es mi oportunidad!, quiero por fin formalmente hablarle y aunque me suden las rodillas y los codos tengo que aminorar mi nerviosismo. Mi mente y mi corazón están llenos de ella, quiero que sepa todo acerca de mis sentimientos y estoy seguro que este no será el fin -.

Yo estaba vislumbrando lo que él tenía en sus pensamientos privados ahora parte de la nueva y maravillosa intimidad. Su mente giraba como la mía; percibí la catarata de emociones que recorrieron el rostro de él. Tomó mi mano y realizó el único acto que nadie jamás me había hecho en la vida, colocó con mucha suavidad sus tibios labios sobre el dorso de mi mano y la besó con tanta ternura que mi corazón dio un extraño vuelco dentro de mi pecho; esa pequeña, corta y tan común felicidad que se tiene con el mas diminuto detalle, él la había plasmado en mi rostro reemplazando con una sonrisa el resto de mi suspirar. Sus ojos adquirieron una expresión soñadora, su boca se curvó de modo encantador con una sonrisa cautivante. Suspiramos al mismo tiempo y de sus labios emitió una voz cálida y profunda que decía:

- ¡Hola! soy Aluran -.

Mis sentimientos estallaron en una ola llena de emoción y con el fin de un suspiro dije: - ¡Hola! Soy Imerin -.

Continuara…

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