La
autobiografía como herramienta psicoterapéutica
María
Guadalupe García Quintana
Instituto
Universitario Carl Rogers
Maestría
en Psicoterapia Humanista
Resumen
La autobiografía, dice Molloy (1996, citado en Madriz,
[s.a.]) es poner en escena la historia propia, contarla, narrarla o escribir lo
que ya hemos vivido. Este género tiene características particulares que
posibilitan tomarse a sí mismo como objeto de conocimiento dice Demetrio
(citado en Martínez, 2012) para corregirse, transformarse y purificarse. En el
presente escrito se explica la autobiografía como herramienta psicoterapéutica.
Palabras clave: Autobiografía,
psicoterapia, humanismo.
Autobiography as a psychotherapeutic
tool
Abstract
The autobiography, says Molloy, (1996, quoted in Madriz, [s.a.]) is to
stage the story itself, tell it, tell it or write what we have already lived.
This genre has particular characteristics that make it possible
to take oneself as an object of knowledge, says Demetrio (quoted in Martinez,
2012) to correct, transform and purify himself. It is for this reason that in
the present paper it is tried to explain the autobiography like
psychotherapeutic tool.
Keywords:
Autobiography, psychotherapy, humanism.
INTRODUCCIÓN
El psicólogo es
un profesional de la salud, cuyas tareas principales son; el diagnóstico, la
intervención y el tratamiento de dificultades relacionadas con el
comportamiento humano, con el deber de acompañar a la persona durante ese
proceso difícil que requiere de manera previa, la comprensión de la historia de
vida para posteriormente ayudar a quién asiste.
En ese sentido, el conocimiento de sí mismo, a la par con sus
conocimientos del mundo, constituyen la base fundamental para las
intervenciones psicoterapéuticas que realice, que han de reflejarse en el
aprendizaje que adquiera su paciente para enfrentar de manera efectiva las
diversas situaciones de vida.
López (2007)
refirió que en la sociedad actual las personas sufren fuertes
desestructuraciones y van buscando la manera de encontrar un equilibrio, la
narrativa a través de la autobiografía se convierte en un proceso de
investigación autotransformadora y transformadora para los individuos que la
realizan.
Por otro lado,
Yela (citado en Arana, 2006) dice que el crecimiento de la psicología depende
de: “que sepamos investigar […] con rigor. Que sepamos contribuir con eficacia,
dignidad y prudencia a resolver o paliar los problemas humanos individuales,
interpersonales y sociales de nuestro tiempo” (p. 29). El contexto requiere
aportaciones útiles, aportaciones que sirvan a la persona a enfrentar las
situaciones reales que emergen de su alrededor y en el consultorio se hace
necesaria la presencia de un terapeuta con esta capacidad.
La autobiografía
surgió desde los tiempos de San Agustín de Hipona, época en la que se utilizó
para escribir acerca de las hazañas, principalmente heroicas de este y
otros personajes, también, desde la
literatura se destacó por ser un medio a partir del cual el autor tiene la
posibilidad de describirse a sí mismo. Con el paso del tiempo, se ha ido
empleando con otros fines, entre ellos; el terapéutico, es decir, se ha
descubierto que narrar de sí mismo, desde la perspectiva psicológica posibilita
al ser humano no solo la liberación catártica, sino la reflexión y análisis de
su propia vida, para luego entonces, partiendo de esa reflexión y análisis
crecer como persona, en esto estriba el interés de la autobiografía como
herramienta psicoterapéutica.
Este trabajo
tiene como finalidad presentar la autobiografía como herramienta
psicoterapéutica.
Autobiografía
Según Maganto [s. a.], la palabra autobiografía:
Proviene del griego αυτός autos = ≪propio≫, βίος
bios= ≪vida≫ y γράφειν
grafos= ≪escritura≫, lo que significa la narración de una vida o la
historia hecha por la propia persona sobre ella misma, mostrando su nacimiento,
orígenes, acontecimientos importantes, experiencias personales destacables,
logros y fracasos (p. 1).
Una descripción
hecha por la propia persona acerca de lo que vivió o está viviendo.
En el
diccionario general etimológico de la lengua española De Echegaray (1887)
autobiografía viene del: “…del griego antas,
por sí propio; bios, vida, y grapheín, describir…” (p. 557). Que de manera
general se traduce como describir por sí propio la vida.
La teoría dice
que Aurelio Agustín de Hipona mayormente conocido como San Agustín de Hipona,
Teólogo latino y una de las máximas figuras de la historia del pensamiento
cristiano fue el primero que escribió una autobiografía en su libro Confesiones, a finales del siglo XIX,
por lo que se le atribuye a él, el más alto honor, puesto que para los
estudiosos del tema la autobiografía es una forma de conocimiento histórico que
ha sido útil para contar la vida de hombres ilustres y santos, esto si tomamos
en cuenta la gran influencia que la religión ha significado para la historia de
la humanidad. Cáseda (2012) afirma que el origen del término autobiografía se
sitúa a finales del siglo XVIII, concretamente en Alemania (1978). En ese mismo
libro este autor cita a William C. Spengemann quien establece una cronología
del término marcando cuatro periodos en su desarrollo: auto explicación
histórica que es un género objetivo que busca mostrar la verdad de los hechos
que se narran, la auto investigación filosófica que corresponde a la
autobiografía puramente ilustrada como la de Stuart Mill o Benjamín Franklin
donde el autor añade al puro relato histórico una concepción del mundo, auto
expresión poética cuyo máximo exponente fue Rousseau donde la autobiografía
adquiere una dimensión mucho más subjetiva, individual y personal con detalles
íntimos del autor y la auto invención poética o cuarto periodo en donde la auto
biografía se llena de ficción y es muy
parecida a la novela. Spengemann señala a partir de estos 4 tipos como es que
la autobiografía ha ido perdiendo la objetividad de su origen histórico
inicial.
Pujadas [s. a.]
comenta que el uso de la biografía y autobiografía es más antiguo que la propia
antropología social. La primera autobiografía fue la de Black Hawk que se
publicó en Boston (1834), la segunda del Indio Nez Derce y la tercera una
historia de vida recogida por Eastman (1902). Posteriormente, Radin (1920)
público un libro de unas 100 páginas sobre la autobiografía de un indio
americano que constituye el verdadero punto de partida de esta disciplina. A
mitad de los años 40 apareció la monografía de Cora Dubois (1944), The people of Alor (La gente de Alor),
crucial porque es una obra que cumple con todos los requisitos que acabamos de
apuntar y que sirve de modelo para estudios posteriores (trad. por el autor, p.
16).
Entre las
numerosas autobiografías, referiré brevemente la de San Agustín de Hipona como
una narración hecha sobre sus vivencias en el mundo cristiano.
Martínez (2012)
comenta que en el pasado, el relato autobiográfico era lineal y narraba
cronológicamente la vida de una persona; importante o extraordinaria, desde su
nacimiento hasta su momento presente, donde el ser importante justificaba la
razón de ser del escrito, pero que a partir de los años 70´s seres comunes se
permitieron expresar sus realidades que eran ocultas y antes negadas, narrando
de esa forma su vida personal.
Actualmente la autobiografía es un género de
presencia que se utiliza para recoger vivencias, prácticas y concepciones del
mundo de quien escribe y narra sobre su vida.
Egain (citado en Arfuch, 2002) revela que el
dialogismo es el rasgo central de la autobiografía contemporánea, el cual
refiere en las ideas o sentimientos que el autor expresa en forma de dialogo
donde señala como se desplaza del monólogo tradicional a la intersubjetividad
como elemento constitutivo de la identidad y la intensidad con la que se
expresan los sujetos.
En Chile, se
reconoció a la autobiografía como concepto y como objeto de discurso literario,
principalmente como fuente histórica. Al respecto Lejeune (citado en Amaro,
2011, p. 9) planteo que la autobiografía es un texto que pone especial énfasis
en la vida individual o histórica de la personalidad, con lo que se explica
porque las primeras autobiografías fueron realizadas por ilustres, santos y
personajes destacados.
Por su parte, Olney (citado en Elsie, 2006) dijo que
hasta 1960 la autobiografía se consideró un género con rango de igual valía que
otros géneros literarios, ya que por mucho tiempo fue calificada
peyorativamente por su carácter doméstico, es decir, de tipo elemental.
Las principales características de la autobiografía
son:
§ El
narrador es el protagonista; expresa de sí mismo sus estados de ánimo, sus
emociones, su desarrollo personal, su vida íntima, etc.
§
Emplean el pronombre personal, lo que permite que el
lector identifique con facilidad al sujeto enunciante.
§ Parafraseando
a Maganto [s. a.] la autobiografía puede ser cronológica o no, es decir, seguir
un orden, subjetiva y cualitativa, esto es basado en las percepciones de la
propia persona, y que además se dirige al propio relator quien en la mayoría de
los casos busca entenderse, conocerse y verse desde otra dimensión, además de
que puede ayudar a otras personas a ver sus vidas con mayor claridad a partir
de lo que relatan de sí mismos. Ha de escribirse sin miedo y con la confianza
de que será privada, escribiéndose lo más natural y espontáneamente posible,
con la idea de poner orden dentro de sí mismo, entender el presente,
reencontrar lo perdido, aceptar y conocer la persona en quién nos hemos
convertido. Esta narración en primera persona, dice el autor, puede llegar a
ser curativa.
Kluckhohn (1942)
consideró que la autobiografía tiene como desventajas que; la mayoría de las
historias de vida que concentra son demasiado superficiales y que al ser tan
divergentes una de otra no existe una base cuantitativa que permita hacer un
comparativo de las mismas para extraer una redacción representativa, mientras
que Pujadas [s.a.] comentó que a pesar de lo difícil que es obtener buenos
relatos biográficos el método biográfico posee una serie de ventajas (p. 44);
posibilita la formulación de hipótesis, el relato de vida favorece el análisis
de las distintas áreas (familiar, social, laboral, personal, física),
proporciona un control casi absoluto de las variables que explican el
comportamiento de un individuo dentro de un grupo social, permite la respuesta
a todas las preguntas de una historia de vida y es el material más valioso para
conocer y evaluar el impacto de las transformaciones, su orden y su importancia
en la vida cotidiana, no solo del individuo, sino de su grupo y del entorno
social inmediato.
Finalmente,
escribir una autobiografía no es un trabajo sencillo, Madriz [s. a.] realizó un
estudio y concluyo que cuando esta actividad les fue asignada a los estudiantes
de su escuela, estos refirieron que no sabían cómo empezar, que no sabían que
podrían colocar de sí mismos en esa hoja blanca, o bien que realizaron varios
intentos antes de poder concretarla, la autora comparte además que pensar-se,
decir-se o escribir-se es difícil de predecir, no es como predecir las
condiciones climáticas, menciona, puesto que la única gran certeza que tenemos
es la de estar vivos, así pues, las cosas principales están como desaparecidas,
fragmentadas o escondidas, posiblemente de manera inconsciente, nos quedamos
con una parte de esos sucesos por lo que resulta difícil vincularlos y que justo eso es lo que ocurre cada vez que
alguien narra su historia.
Autobiografía psicoterapéutica
La psicoterapia es: “la forma más común de
intervención en la psicología clínica (…) es un proceso usado para tratar
diversos tipos de trastorno una vez que han ocurrido”, señalan Compas y Gotlib
(citados en Gómez, 2010, p. 20). Es una forma profesional y humana de acompañar
a alguien.
Dice Wolberg (1970) que la psicoterapia es el
tratamiento para problemas de naturaleza emocional, en el que una persona
entrenada, establece una relación
profesional con un paciente, con el objeto de eliminar, modificar o retardar
síntomas existentes, cambiar patrones alterados de conducta y promover un
crecimiento y desarrollo positivo de la personalidad.
Sobre la
autobiografía como herramienta psicoterapéutica, se dice que hay un momento en
la vida en que uno siente la necesidad de relatarse, parece ser que tarde o
temprano nos llega a todos ese momento. Es una sensación o un mensaje que según
los casos o circunstancias se convierte en una urgencia o una emergencia por
relatarnos, surge por un pensamiento que no es otro que el pensamiento
biográfico; ese conjunto de recuerdos de nuestra vida pasada, de lo que hemos
sido y hemos hecho, algo que nos acompaña el resto de nuestra vida, es una
compañía secreta cuya única forma de comunicarse a los demás es mediante el
recuerdo, permite sentir que hemos vivido y que estamos viviendo, se convierte
en parte de nuestra experiencia cuando nos cuestionamos sobre quiénes somos y
qué hemos sido.
Cuando el
pensamiento autobiográfico se dirige hacia un pasado doloroso; errores,
perdidas, etc., representa una respuesta de lo que uno ha sido, pues la
reconciliación, la compasión y la melancolía por nuestra propia existencia son
sentimientos que apaciguan nuestra subjetividad y abren nuestros horizontes, lo
que fue, pudo haber sido de otro modo pero esa historia sea la que fuese es la
que es y nuestra historia de vida es el primer y último amor que nos es dado
(Demetrio, 1999, pp.12-13).
A este respecto,
Ramos (citado en Sancristóbal, 2004) comenta: “Un sujeto no recita su vida,
sino que reflexiona sobre ella al mismo tiempo que la cuenta” (p. 3).
Escribirla, le permite tomar conciencia sobre lo que vivió, favorece conocer
sobre sí mismo y aprender para el presente y para el fututo. A decir de esta
opinión, el fin no es escribir por escribir, sino partir de los pensamientos
que plasmamos para detenernos y reflexionar de ellos, releerlos y poder
encontrar un sentido en esas palabras, un sentido en lo que fue de nuestra vida
y una explicación de porqué ahora es como es, quizá de esta profundidad es de
donde emerge la verdadera esencia de la autobiografía como herramienta
psicoterapéutica.
Fritz Perls
(1975) dijo: “cada vez que alguien escribe, de algún modo, escribe de sí mismo”
(p. 4). Cada vez que uno redacta o plasma un escrito coloca parte de sí.
Rodríguez
(citado en Agustí [s. a.]) declara: “explicar la vida de uno no es un acto
creativo en sí mismo”, pero añade: “la autobiografía sólo tiene interés si la
exploración va más allá, ya sea en el análisis del cómo y el porqué de la labor
creativa, por ejemplo, en la mezcla de la biografía vivida y soñada…” (p. 8).
El acto de escribir una experiencia puede quedarse solo en eso, en la
escritura, en cambio cuando al escribir uno se permite ver más allá del acto en
sí, la trascendencia es tal que la autobiografía le sabe al lector todavía más
interesante. Se trata de un ejercicio hermenéutico que al contarse propicia la
comprensión del otro y de uno mismo.
Arfuch (2014)
explica que hoy en día un espacio autobiográfico desde la psicoterapia, es
concebido como un horizonte de inteligibilidad para analizar nuestro presente,
la peculiaridad de la persona, sus emociones, sus experiencias a partir de lo
que le acontece en el devenir de una vida real o de las diversas invenciones
del yo, es decir,
una narrativa privilegiada que a menudo desdibuja e infringe los límites de los
géneros con su carácter de educación sentimental a través de los cuales se
afirma la identidad. Puede ser parecida, solo parecida, a la memoria o a la
biografía o a alguno de los otros géneros literarios incluso puede contener
evidencia traumática que contiene la memoria pero la inspiración de esta va más
allá. “La autobiografía puede ser considerada como una
confesión de aquellos sucesos dolorosos o secretos que se han guardado durante
toda la vida” (Martínez, 2012, p. 1). La
expresión de situaciones que siendo difíciles no podrían ser excluidas porque
han sido parte de lo que se experimentó.
La expresión
de la propia mirada, (Becerra, 2014), de cómo percibimos aquello que fuimos en
determinado tiempo.
Demetrio (citado en Martínez,
2012) dijo que: “el trabajo autobiográfico consiste en tomarse a sí mismo como
objeto de conocimiento a fin de corregirse, transformarse y purificarse” (p.1).
Cuando nos escuchamos y nos vemos, podemos comprendernos, liberarnos y luego
entonces transformar nuestras vidas para que sea mejor, para sentirnos mejor y
para vernos de mejor manera.
Entre los objetivos
y utilidad de la autobiografía se encuentran: reconocer la propia historia,
dejar huella o comunicar algo a los demás, tomarse a uno mismo como personaje y
verse desde el exterior, desdoblarse, conversar consigo mismo narrando la
propia vida, auto conocerse; porque ese escrito puede ser tomado para ser leído
en otro momento, recuperar fragmentos de la vida, que han estado guardados,
comunicarse con alguien, aclarar algún momento histórico, social, personal o
familiar que se haya vivido y quiera ser manifestado públicamente, con algún
fin de lucro a sabiendas que por el escrito de su vida se obtendrá alguna
ganancia económica, como acto liberador catártico liberando parte de las
emociones, tensiones, conflictos y como una forma de reminiscencia, término que
se utiliza para referirse a los escritos que se hacen en el campo biográfico
con gente mayor (Maganto, [s.a.], p. 6).
El encuentro
con la propia autobiografía es muchas cosas a la vez, comienza como recordar
nuevamente y después no se acaba de entender, de descubrir, de comprender, y
sorprendentemente de aprender del análisis que hacemos de la propia historia,
aprendemos aprendiendo de nosotros mismos. Revivir la manera en que afrontamos
determinados sucesos, nos exhorta a vivir más intensamente ciertas cosas que
antes no pudimos vivir de esa manera, hablar y escribir sobre nosotros mismos,
en el presente, es la única posibilidad que se nos da y es mediante esta que
terminamos conociendo y mejorando nuestra forma de vida.
La tesis principal del espacio auto
biográfico, dice Rizo (2004), es la construcción del sujeto social a partir de
la exaltación de lo vivencial y la recuperación de la propia experiencia
combinada con la reflexión. El sujeto se construye a partir de este espacio,
encontrándose, conociéndose, reflexionando, analizando, eligiendo, reafirmando,
mejorando.
El
autobiógrafo hace un uso privado e íntimo de su propia obra. El trabajo
autobiográfico sirve para nutrirse de existencia y al mismo tiempo para decir
basta a algunas cosas, pues con esta acción me estoy abriendo al mundo y a
otras posibilidades (Duccio, 1999). Así, al encontrarme, al conocerme, al
reconocerme me permito caminar más seguro, más completo, ampliando mi
perspectiva a otros caminos, con pasos más seguros y mejores pasos.
Conclusión
La
autobiografía es un método que permite a la persona describir de propia mano su
experiencia de vida, y al hacerlo le brinda la posibilidad de reflexionar y
analizar su actuar, ampliando de esta forma sus posibilidades de conocerse y
mejorar en el presente. Cuando la autobiografía se redacta con el
acompañamiento de un profesional de la psicología, se convierte en una
herramienta terapéutica que amplía la posibilidad de crecimiento tanto para el
autor como para el terapeuta, siendo aún más enriquecedora.
La
autobiografía psicoterapéutica favorece que las personas se conozcan a sí
mismas.
La
autobiografía psicoterapéutica, cuyo autor es una persona en formación de
psicoterapeuta, además de cumplir con el principio de congruencia que dicta que
se debe partir por el conocimiento de sí mismo y la superación de los propios
traumas personales para luego entonces acompañar a otros en ese tipo de
procesos, favorece a la ciencia
psicológica, toda vez que se convierte en una herramienta que facilita que en
lo posterior, tanto la vida como el quehacer el autor sean mejores.
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