Hacia
una conceptualización de salud mental
Instituto Universitario Carl Rogers
Jorge Alberto Valdez Vélez
Introducción
El
concepto de salud, puede que lo conozcamos todos, pero, el problema es que hay
muchas formas de conceptualizarlo. Algunos adjudican este problema ya que es un
concepto subjetivo, pero si fuera así, entonces no hablaríamos de salud, sino
más bien, de distintos tipos de salud, siendo que el trabajo de los médicos y
psicología si ya es complicado, con esa amplitud de la subjetividad sería
imposible.
Por
eso en el presente artículo, haremos distinciones entre salud mental y salud
orgánica (Entendida como la salud referente al cuerpo, los órganos, etc.). Y
otros conceptos que intervienen en nuestra vida cotidiana, en los distintos
ámbitos de lo referente a lo humano.
Salud, dos concepciones
distintas
Cuando
hablamos de salud, nos brinda la idea de un bienestar,
es decir, que la salud es sinónimo de un equilibrio sistematizado que nos
permite estar un estado de plenitud y donde las sensaciones de malestar, parecieran no existir. Sin embargo esta idea, si la analizamos a
profundidad, más que ser un concepto subjetivo, es un concepto que para que sea
concreto, debe agregarse un término para que sea exacto a lo que nos referimos
cuando hablamos de salud.
Para
entender lo antes mencionado con más precisión, haremos la distinción entre salud orgánica y salud mental; Por ende, comprendemos que la salud orgánica, en el
ámbito médico, se refiere a la ausencia de enfermedad, o a una serie de
síntomas que ayudan al médico a generar un diagnóstico para así estructurar un
plan de tratamiento; Por el otro lado comprendemos por parte de la Organización
Mundial de la Salud (OMS), “La salud mental como un estado de bienestar en el
cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las
tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera
y es capaz de hacer una contribución a su comunidad” (2013). Podemos notar, la
diferencia entre estas dos concepciones, una totalmente donde su visión se
limita a las afecciones que conciernen al cuerpo y el organismo; mientras que
por el otro lado vemos a las capacidades de una persona para ser productiva,
que contribuya algo a la sociedad a la que pertenece y es capaz de poder
adaptarse a un medio aunque este le genere tensiones.
Podemos
notar que el punto clave para llegar a esclarecer lo que decimos cuando decimos
salud mental, es la adaptación. Un elemento crucial para la salud, ¿Pero somos
capaces de adaptarnos a todo? ¿Qué pasa cuando no nos adaptamos?
La adaptación
Bien
ya se dijo, que una capacidad muy pertinente en relación con la salud, es la adaptación.
Pero entendamos antes que nada, que para entender como nos adaptamos o a que
nos adaptamos, se debe usar un concepto conocido como homeostasis, entendido como el intento de un organismo
(Fisico-mental), de mantener un estructura ya establecida; entiendo que la
ruptura de esta organización es una exigencia del mismo organismo a construir
una nueva estructura que le permita coexistir con su ambiente (Galimberti,
2006).
Ahora
bien, pareciera ser que es por mantener un estado de homeostasis que llegamos a
enfermar, ya que adaptarse a un nuevo ambiente, significaría algunas veces
formular una nueva homeostasis. Para aclararlo aún mejor lo ya expresado
pongamos un ejemplo: Cuando enfermamos se debe a que el entorno en el que
vivimos es insalubre y los síntomas son la manera en la que nos defendemos del
entorno, he intentamos regresar a una homeóstasis, pero también la enfermedad
puede ser un estado de homeóstasis puesto que es la única menara de sobrevivir
en el entorno, como se puede apreciar en el caso de los trastornos somáticos en
los que el individuo vive en situaciones más allá de lo que su condición
humana le permite soportar; como
trabajar 12 horas diarias, atender a sus hijos, relacionarse con su cónyuge y
las tensiones sociales hacen que esto se
vuelva desgastante. En el caso de que no se permita descansar del todo, el
cuerpo responde a sus necesidades básicas de una manera creativa, sencillamente
se van agudizando los síntomas hasta que la persona no soporta las molestias, la
persona va siendo afectada significativamente en su entorno hasta que se
permite unos días de descanso de manera justificada a su moral y el cuerpo
recibe el descanso que le apremia.
También
puede darse el caso de que tratemos de resistir las afecciones que generan los
síntomas. Pero esto depende de otro elemento, de nuestra resiliencia.
La resiliencia
En
este punto para evitar confusiones, hay que diferenciar los dos conceptos antes
definidos; salud mental se refiere a que una persona es productiva, con la
habilidad de compartir sus logros a los demás y capaz de afrontar distintas
adversidades; la homeostasis es una estructura con la cual funciona el
organismo; Pero la resiliencia es la capacidad de regresar a un estado anterior
ante una alteración.
La
misma palabra Resiliencia, proviene
del latín, significa volver a la normalidad y es un término derivado del verbo,
resilio, resilire que significa "saltar hacia atrás, rebotar"
(7Graus, 2017). Y nuestra capacidad de ser resilientes, depende de nuestro
desarrollo, así como el aprender de situaciones adversas, por ejemplo: cuando
de niños los papás nos protegen del entorno excesivamente, crecemos y no
aprenden a solucionar sus propios problemas, estos sujetos tienden a hacer
dependientes de las personas que los rodean para solucionar sus problemas, en
el caso contrario cuando lo niños son sujetos de violencia en general, estos
perciben el entorno hostil, estos crecen con sentimientos de autocastigo que lo deshabilita para desarrollarse, suelen
pensar que no valen nada y que merecen el maltrato de los demás; con un
equilibrio entre frustración de parte del entorno y logros. Este individuo
aprende a solucionar sus problemas con el tiempo y puede aprender que aunque
presente varias veces problemas similares a lo largo de su vida lo puede
resolver de distintas maneras puesto que a distintas edades tenemos diferentes
aprendizajes para resolver los problemas de manera eficiente (Piaget, 1991).
Conclusión
Si
bien la línea para definir salud mental y salud orgánica, es muy delgada,
podemos dejar en claro que, aunque sea una división necesaria en algunos casos,
también hay que entender que una depende de la otra y viceversa. Aunque en este
texto se manejara de un modo en el cual hablamos a nivel individuo, podemos
entender que estos conceptos también funcionan en otros niveles, ya que al
hablar de salud, tal vez no estamos hablando realmente de bienestar. Más bien
estamos hablando de estructuras que nos permiten funcionar en un contexto
concreto. Es por esta razón que los debates sobre lo que debemos entender como
salud, son muy amplios ya que realmente se debaten las estructuras que nos han
permitido vivir hasta ahora.
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